En noviembre 22 el Juzgado Nacional en lo Civil número 44 de CABA dictó sentencia en la causa iniciada por Cecilia Califano contra el Reverendo Nakayama y Nichiren Shoshu..
El juez reconoció que Califano no había probado el supuesto abuso sexual que dijo haber sufrido, ni tampoco ningún daño material ni psicológico. Sin embargo, dispuso una indemnización de un millón de pesos en concepto de daño espiritual por un supuesto “abuso de poder”, por el sólo hecho de que el acusado es sacerdote. Lo hizo en base a una lectura arbitrara de unos mensajes por WhatsApp, y sin atender a la abundante prueba presentada a favor del reverendo Nakayama o al hecho de que Califano se negó a realizar una prueba pericial psicológica, por ejemplo.
La sentencia carece de fundamentos jurídicos sólidos y no se basa en pruebas ni evidencias del expediente.
El Reverendo Nakayama y The Nichiren Shoshu han apelado a la Cámara Civil para que revoque la sentencia, por ser ella infundada y arbitraria. La sentencia no se apoya en ningún hecho que haya sido demostrado. Ser un líder espiritual o referente del culto no implica de por sí ninguna manipulación ni hostigamiento. Incluso los mensajes utilizados por el Juez, lo que demuestran es la delicadeza y el cuidado del Reverendo en sus palabras y trato con la demandante y todos los creyentes.
La sentencia también rechaza la reconvención (contrademanda) del Reverendo Nakayama contra Califano por el daño que ella causó con sus calumnias, injurias, escraches y campañas de hostigamiento, diciendo que no han sido probadas, lo que contradice abundantes pruebas reunidas en el expediente.Confiamos que la Cámara Civil va a revertir esta injusta decisión, reconociendo la inocencia del Reverendo Nakayama y la conducta temeraria de la Sra. Califano.
